¿QUIEN NOS PROTEGE?
Los trabajadores sufren la desprotección del Estado:
El trabajador queda obligado a aceptar o bien aventurarse en un reclamo sin la debida protección. ¿Quién lo protege?
En la relación patrón-empleado es justamente este último quien se ve impedido de negociar en un plano de igualdad las cláusulas de su contrato de trabajo. El derecho laboral y la organización de los trabajadores en gremios o sindicatos, junto con la intermediación del Estado, se encargan de equilibrar la balanza para dotar a la negociación colectiva de cierto equilibrio entre las partes y brindar cierta protección a los trabajadores cuando entran en conflicto.
¿Existe esa red de protección? Lamentablemente no. En la mayoría de los casos los sindicatos negocian determinados aumentos salariales o mejoras en las condiciones de trabajo con los empleadores, que por lo general no reflejan la necesidad de los trabajadores. Dichas condiciones generan un techo o límite traspasado el cual desaparece como por arte de magia la protección institucional.
El trabajador queda obligado a aceptar o bien aventurarse en un reclamo sin la debida protección. Entonces, ¿quién protege a los trabajadores en conflicto? La respuesta es nadie. Por ello resulta imprescindible denunciar públicamente la difícil situación en la que se encuentran los trabajadores que deciden continuar reclamando los derechos que les corresponden.
En el transcurso de este último año la matriz que da origen al conflicto parece calcada: reclamo salarial o de condiciones dignas de trabajo, negativa del empleador, no reconocimiento por parte del sindicato del conflicto e inexpresividad del Ministerio de Trabajo a los efectos de equilibrar la balanza con las patronales. Resultado final: despidos masivos, militarización de las fábricas, represión de la legítima protesta y judicialización del conflicto. Algunos de los más resonantes casos fueron: Casino de Buenos Aires, Fresenius, Arcor, FATE-Pirelli-Firestone, Pabsa, Lear, Dana y actualmente el conflicto en la Kraft Foods, ex Terrabusi.
Hoy, más de 150 trabajadores con sus familias están sufriendo en la ex Terrabusi la desprotección de un Estado ausente y la connivencia entre multinacionales y sindicatos, las primeras con el objetivo de seguir ajustando sobre la variable trabajo y estos últimos negociando la dignidad de los trabajadores por mantener sus lugares de privilegio.
Muestras de la difícil situación y la absoluta desprotección en la que se encuentran los trabajadores de dicha fábrica las podemos encontrar en la negativa de la empresa a respetar la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo, el procesamiento de Ramón Bogado delegado gremial de los trabajadores de la ex Terrabusi y la militarización del predio.
Hoy, todavía estamos a tiempo como sociedad, de dejar de darles la espalda a todos los trabajadores que luchan por condiciones dignas y equitativas de trabajo. No caigamos en el peor de los males que puede sufrir una Nación que se precie de tal: la indiferencia.
María Fernanda Reyes.
* Diputada nacional CC-ARI
Fuente: Crítica.com
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