Vida, amor y pasión del dirigente sindical
Buenos Aires, 5 de noviembre de 2009 (CROSIND) - “Quien tiene fe en Dios sabe vivir dando todo, amando a corazón abierto y respetando al prójimo; para esa persona no existe la muerte y vivirá para siempre. De esa forma ella me hizo entender la vida y de esa forma quiero rendirle homenaje a quien con un amor inmenso hizo posible que pudiera sostener esta lucha, esfuerzo y sacrificio de más de 40 años de vida gremial.
En ella se sintetiza mi vida de dirigente sindical, en mi gran amor, María Teresa Batista, que en la noche del lunes 26 de octubre se fue llamada por Dios, para vivir eternamente en el corazón de todos quienes la conocieron como ese gran ángel que era y es. María fue una gran esposa, madre y abuela, una gran amiga y compañera”, manifestó Miguel Ángel Quiroga, secretario general de la Gremial del Personal de los Hipódromos de Buenos Aires, San Isidro y Agencias Hípicas Provinciales y Nacionales, sacando a la luz en el momento más duro y triste de su vida, una cuestión muy íntima, pero a la vez tan poco valorada a la hora de juzgar a los dirigentes sindicales: el permanente sacrificio de resignar tiempo a su familia y, principalmente, la lucha compartida con la compañera de toda la vida.
Una verdadera multitud entre dirigentes del gremio y sindicatos hermanos, trabajadores de la actividad, militantes y representantes de las empresas y agencias hípicas, se llegaron hasta la casa de sepelios de la Av. Maipú al 4200 en Olivos, provincia de Buenos Aires, donde velaron los restos de María, y luego acompañaron la exhumación de sus restos.
Rodeados de todos ellos y de sus seres queridos, Miguel Quiroga y su hijo Diego, adjunto de la gremial, agradecieron el apoyo y expresaron un reconocimiento especial al Dr. Claudio Nosti y a todo el personal de la Clínica de los Virreyes de Belgrano que “con la ayuda de Dios nos dieron cuatro años más de María”.
Quienes acompañaron y despidieron a María reconocieron en ella al símbolo de muchas mujeres que luchan junto a sus compañeros por los derechos de los trabajadores, porque en definitiva ella, como sus homónimas, dan todo por su gran amor, su compañero, y por ese otro gran amor, el sindicato, al decidir compartir toda una vida junto a un hombre que tiene sobre sus espaldas esa mochila con el bastón de mariscal, como decía el General Perón.
El que conoce y trata a Miguel Quiroga en el marco de su actividad cotidiana, la de dirigente gremial, sabe de la existencia de un ser angelical llamado María, porque ella siempre era nombrada con suma ternura por el caudillo de los trabajadores hípicos. Incluso llegó a participar junto a Miguel de algún evento trascendente como fue la reinauguración del Hotel “5 de Octubre” de Mar del Plata el 6 de noviembre del año pasado, donde públicamente Miguel le expresó ese inmenso amor que siente por ella.
En esa oportunidad, Miguel hizo hincapié en “lo que es fundamental en mi vida, lo que hizo que haya podido dedicarme todo el día a esta pasión. Por eso quiero agradecer a lo que más amo en mi vida que es María, mi esposa y compañera, el ángel que me soportó lo habido y por haber, para que con toda la libertad hiciera lo que más me gusta, que también amo, dedicarme a la vida gremial”, dijo el conductor de la gremial hípica, al tiempo que recordó cómo siendo “las dos o tres de la mañana cuando llegaba a casa ella estaba ahí, sentada esperándome. No hay palabras para definir este gran amor que tengo por ella, cuando ya cumplimos 38 años de casado, y espero tenerla por muchos años más”.
Miguel Quiroga no pudo cumplir con el deseo de tenerla a su lado por muchos años más, pero lo que está en claro es que María, con su cara angelical que trasparentaba el gran ser humano que era, seguirá estando junto a Miguel y Diego, su nuera, nietos, demás familiares y amigos, porque para personas como ella no existe la muerte, viven para siempre como ángeles de la guarda de sus seres queridos.
Julio E. Fredes
- Blogger Comment
- Facebook Comment
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario