El asesino de Beroiz señaló a Luna

El asesino de Beroiz señaló a Luna como impulsor del plan homicida Raúl Flores se entregó el sábado en Tribunales. Había fugado de la cárcel de Piñero hace 20 días. El confeso asesino de Abel Beroiz, que anteayer se entregó tras permanecer 18 días prófugo, apuntó por primera vez al sindicalista Raúl Luna como uno de los instigadores del crimen. El asumido sicario
Raúl Oscar Flores declaró que dos organizadores del asesinato, en su presencia, recibían instrucciones telefónicas del ex número dosdel Sindicato de Camioneros de la provincia, quien está implicado en la causa pero en libertad.
   Flores realizó esa declaración ante el juez de Sentencia que lleva adelante el juicio por el asesinato de Beroiz, Carlos Carbone. Lo hizo tras entregarse el sábado a las 6 de la mañana ante el juez y el fiscal Eduardo Valdes Tietjen —según dijo— por “miedo” a sufrir represalias de agentes penitenciarios afectados por la escandalosa fuga que protagonizó el 3 de marzo o de personas detenidas por el caso a quienes él implicó.

    Fuentes judiciales revelaron ayer que, al pedir ampliar su declaración en la causa, Flores apuntó más alto. Dijo que el sindicalista Juan Carlos Dell’Arciprete y el gestor Julio Gerez (detenidos desde hace dos años) delante suyo solían hablar por teléfono con Luna cuando planeaban el crimen. En las tratativas previas a la ejecución de Beroiz, según dijo, advirtió que ambos recibían las órdenes directamente de Luna, pero que el dirigente gremial evitaba ser visto.

   De acuerdo con su declaración, esto ofuscaba a los dos intermediarios porque “a ellos siempre les tocaba ser la cara visible, recibían órdenes de Luna cuando éste se ocultaba. Flores dice que esto les provocaba molestia y motivó algún comentario ente ellos”, reprodujo una calificada fuente del caso. La declaración que brindó Flores a más de dos años del hecho es un acto defensivo que no se realiza bajo juramento de decir la verdad. Pero hasta ahora los dichos judiciales del confeso autor material fueron encontrando respaldo en otras pruebas. El último. Luna era el número dos de Beroiz en el Sindicato de Camioneros de la provincia y, según testimonios recogidos en la causa, conformaba con seguidores estrechos una incipiente línea opositora al histórico dirigente, quien no daba muestras de querer dar un paso al costado. El entonces secretario adjunto (desligado ahora de la actividad gremial) fue procesado como uno de los ideólogos del homicidio, aunque está en libertad.

   Fue, junto a su chofer Mario López, el último en quedar detenido en la causa. Es que las pruebas primero complicaron a otros actores y más adelante condujeron a él. Uno de los elementos que lo incrimina es un llamado detectado en su teléfono laboral con el gestor Gerez, a quien siempre dijo desconocer. Otro, la declaración de Juancito, el adolescente que acompañó a Flores el día que mataron a tiros y puñaladas a Beroiz en el subsuelo del ACA, de San Juan y San Martín, el 27 de noviembre de 2007. El chico dijo que Luna estuvo presente en una reunión en la que se planeó el crimen, en el bar del laguito del Parque Independencia.

   Flores mencionó por primera vez a Luna justo cuando la Cámara Penal está a punto de revisar el procesamiento del ex adjunto de Beroiz, instancia en la que se definirá si va o no a juicio. En su relato reciente, el sicario dijo que no tuvo un contacto personal con Luna pero sí que “en alguna oportunidad estuvo relacionado con él en el mismo espacio físico”, según reveló, sin más precisiones, un vocero del caso.

    En esa ampliación de su indagatoria Flores también hizo una mención al sindicalista Alejandro Lázaro, quien está siendo sometido a juicio en libertad, y sobre quien la prueba era hasta ahora menos firme. También involucró a otras personas, aunque por el momento sus dichos no derivarían en nuevas medidas en la instrucción de la causa sino que se discutirán directamente en el juicio escrito. Por qué habló.

 La posibilidad de que Flores ampliara su declaración se esperaba desde fines de 2009. Cuando veinte días atrás escapó de un modo sorprendente de la cárcel de Piñero, familiares de la víctima plantearon su temor a que la fuga haya sido un modo de silenciar eso que el sicario tenía para decir. ¿Por qué quiso hablar tras su breve aventura en libertad? El mismo lo explicó en Tribunales: dijo que mientras estuvo prófugo tenía miedo de sufrir una venganza de penitenciarios y de personal del Sindicato de Camioneros que “tratara de acallarlo para siempre”. Por eso, dijo, sintió que lo más seguro era entregarse y hablar “por protección”. Los efectos de su discurso dependerán de la valoración que haga el juez Carbone en el juicio que recién comienza.

   Respecto a la fuga, Flores no incriminó a nadie ni dijo haber contado con complicidad alguna para evadirse escondido entre bolsas de pan en una camioneta del Iapip. Sostuvo que se fue porque no lo dejaban ver a su hijo recién nacido y porque tenía problemas con los custodios. Que sin ayuda de otros internos observó bien la situación, se arriesgó solo y le salió bien. Contó, según dijo, con un inesperado condimento a su favor: cuando se arrojó del utilitario y ganó la calle, a unas tres cuadras se topó con manifestantes que realizaban un piquete que le vino “como anillo al dedo” para camuflarse entre la multitud.
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