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Un 1 de Julio de 1974 moría Juan Domingo Perón y se extinguía con él la última llama de esperanza de poder reconstruir un país desvastado por las luchas intestinas entre la izquierda y derecha, una lucha que se daba y se manifiesta hoy , hasta en el seno mismo de su Partido.
La caída de Perón en 1955, dejó como herencia para las generaciones posteriores heridas que todavía no terminan de cicatrizar. El ultraje al cadáver de Eva Perón, el fusilamiento del General Juan José Valle y los muertos en los Basurales de León Suárez.
En 1973, Perón volvió a la presidencia, le restituyeron cargos, bienes y honores. Pero estaba viejo y enfermo; sabía que venía a morir a la Argentina, como sabía también que el encargo que le daban lo superaba. En su intimidad se quejaría de que no hubiera “un hombre joven dispuesto a hacerse cargo de la República”. Y, pese al histórico abrazo PERÓN- BALBÍN, el “león herbívoro” como se autocalificara no tuvo las fuerzas para pacificar el país, e incomprensiblemente le dejó como legado a los argentinos en la presidencia a María Estela Martínez de Perón y a su lado José López Rega. Lo demás es historia conocida.
Falleció el 1° de julio de 1974 mientras ejercía su tercera presidencia. Fue una figura clave en la historia del país. Defendió los derechos de los trabajadores, impulsó la industria nacional y creó un movimiento político que continúa vigente.
El 12 de Junio de 1974, en Plaza de Mayo, habla el Presidente de la Nación, Gral. Juan Domingo Perón en un acto que había convocado la CGT. Fue la última vez, que el General públicamente se dirigió al pueblo argentino y en especial a los trabajadores. Su despedida es desde todo punto de vista, parte institucional de la historia argentina, ya que dijo entre otras expresiones, una que tiene plena vigencia en estos días: Lo hizo, recomendando a todos sus seguidores, no solo a los trabajadores, que cuidaran a la Argentina, y fundamentalmente las “conquistas sociales, pues se avecinan tiempos difíciles”.
Quiera Dios, que podamos cumplir su mandato, ya que también nos enseñó que: “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”.
1 de julio de 2012
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