Fernando Ferrari

01-09-2012

Son las once de la noche, suena el teléfono atiende mi hijo, es Mónica para avisarme que desde las dos de la tarde me están buscando para comunicarme que falleciste y que te llevan mañana a las 10 de la mañana.

Duro golpe si los hay Fer y  seguramente te parezca yo excedido, pero no creas que partiste, no serías tan egoísta, sabés que sos uno de mis mejores  compañeros y amigos de San Cristóbal, con tu partida se iría parte de mi.

Ultimamente nos veíamos poco, vos con tu enfermedad y yo con la mía. Cuando nos encontrabamos en cualquier lugar nos mirábamos, nos sonreíamos y nos acercábamos lentamente como perdonando al tiempo y a nosotros mismos, reconociendo lo poco que nos estábamos viendo.

Hace solamente 2 semanas te llamaron para decirte que los matrimonios amigos cenaban en el Fortín, club donde soy Presidente, le dijiste al concesionario, “acá venía hace años, cuando Carlitos se cantaba unos tangos”. 

Esa maldita enfermedad te pudo, pero quien puede negar tu entereza para enfrentarla, quien puede decir que no hiciste todo para derrotarla. Fer: como la sobrellevaste sos sinónimo de admiración, como la disimulaste, sos un ejemplo de vida.

Y prendí la compu para escribir esto en mi blog y no pude con mi tristeza, abrí un álbum de fotos donde estabas vos en aquella nuestra primer cena de la Mutual del Personal en el Centro Asturiano, en aquel nuestro primer campeonato de Fútbol en el Predio del Sindicato, en los torneos internos de San Cristóbal y cuantas más de la liga de bancos y seguros. Tu rostro siempre con esa sonrisa franca, noble y trasparente. 

Tu mujer Ana María sabe de un gran esposo y tus hijos de un excelentísimo padre. Dentro de poco también  sabrán que no partiste, que vas a estar siempre en la casa, en cada rincón, en cada dificultad, estará siempre ese gran jefe de familia. Personas como vos no mueren Fernando, de ninguna forma ni manera.

Chau hermano!, nos estamos viendo, ahhh perdón, me olvidaba, el sábado jugamos en el primer horario y hacemos un asado.-

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