Ni gays ni gorilas:Putos Peronistas


De los movimientos políticos y sociales surgidos al calor del kirchnerismo, la Agrupación Putos Peronistas es uno de los más singulares. Este espacio conformado por un centenar de militantes “travestis, trans, tortas y putos del pueblo” –como se definen– provenientes del populoso distrito bonaerense de La Matanza lleva adelante la defensa de la diversidad a través del ideal peronista, el único al que consideran capaz de representar a humillados y ofendidos. Mientras la mayoría de los organismos que luchan por los derechos de las minorías sexuales se esfuerzan por instalar términos amigables para designar la diversidad de los colectivos que representan, los Putos Peronistas no se andan con vueltas al separar la paja del trigo: “El gay es gorila, el puto es peronista”, sentencian sin temor a ser tildados de sectarios.

Taconeando por Perón

Curiosamente, el fundador de Putos Peronistas es hétero. Se llama Pablo Ayala y es un joven militante de la JP de La Matanza que en diálogo con Cruz del Sur se presenta como “un arqueólogo del movimiento convertido en putólogo peronista”. Para explicar el origen de esta agrupación, Ayala señala como fundamental el vínculo que creó con los travestis matanceros desde que se mudó a un barrio de González Catán ubicado a la vera de la ruta, donde muchos de ellos trabajan.
Según recuerda, casi sin darse cuenta su casa se fue convirtiendo en un refugio para los frecuentes problemas con la Policía o con otros grupos de travestis. Pero la idea de armar la agrupación surgió en 2006, cuando Ayala viaja a Capital Federal para acompañar los restos repatriados de Juan Domingo Perón. “Por Paseo Colón vi a un travesti siguiendo el cortejo fúnebre del General. Esa imagen me pareció muy simbólica, porque históricamente el peronismo siempre dio cabida a los marginales. Eso me decidió a llevar a cabo la experiencia de la militancia desde la diversidad”, cuenta.
Tras organizar una serie de reuniones en su casa, transformada ya en el centro de operaciones de la agrupación, los Putos Peronistas tuvieron la oportunidad de hacer su aparición en escena en una fecha que no podría haber sido más emblemática: el 17 de noviembre de 2007 la marcha por el Orgullo Gay coincidió con la celebración del Día del Militante.
En medio del extravagante desfile de la diversidad por el centro de Buenos Aires, los Putos Peronistas se abrieron paso bajo una bandera que improvisaron con una sábana de la que colgaban unos condones desde sus extremos. El trapo tenía estampado, junto al nombre de la agrupación, una adaptación del clásico logo justicialista de la “P” y la “V”: la repetición de la primera inicial (PP) enfatizaba la doble condición de los integrantes de este nuevo espacio de militancia.
Desde de su bautismo de fuego hasta la actualidad, los Putos Peronistas estuvieron presentes en todas las movilizaciones de respaldo a las políticas de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Las consignas de esta agrupación que hoy reúne a más de cien militantes se hicieron visibles tanto en los festejos por la sanción de la ley de Matrimonio Igualitario como en las movilizaciones a favor de la ley de Medios, de la estatización de las AFJP o en el último adiós al ex presidente Kirchner.

Además de asistir a los actos políticos, la militancia cotidiana de Los Putos Peronistas se basa en repartir preservativos por los barrios matanceros, editar un fanzine, llevar adelante un programa de radio en una FM comunitaria, y organizar charlas y debates. “Nos movilizamos por los derechos del pueblo más que por los estrictamente vinculados a la identidad sexual. El objetivo es ir ganando espacios desde las bases y las vías de participación popular, y en ese sentido el kirchnerismo nos permitió avanzar en muchas reivindicaciones. El peronismo es pueblo, y el pueblo es diverso. Desde ahí nos paramos nosotros”, dice Ayala.

De la guardia vieja

El fundador de Putos Peronistas reconoce que el nombre elegido para designar a esta agrupación es “chocante”. La estrategia de tomar lo que en principio nace como un insulto para volverlo bandera no es algo nuevo en el peronismo. Cabecitas negras, descamisados, o la propia imagen de las patas en la fuente son conceptos que el movimiento utilizó para convertirlos en eslóganes reivindicativos y neutralizar así la carga peyorativa esgrimida por los gorilas. Pero más allá de la apropiación de un término que suele utilizarse despectivamente –puto–, el hecho de vincularlo con la cultura peronista despierta cierta polémica. Tradicionalmente el peronismo es asociado al machismo y no son pocos los que sostienen que durante los años de Perón hubo una persecución hacia los homosexuales. Pero los Putos Peronistas refutan esta idea: explican que el nombre mismo de la agrupación es tributario de la consigna “los putos con Perón” que proclamaba el Frente de Liberación Homosexual (FLH), una organización que a fines de los sesenta integraban intelectuales como los escritores Néstor Perlongher y Manuel Puig, o el ensayista Juan José Sebrelli. En los años setenta este movimiento llegó a sumarse a Montoneros. “Algunos que vivieron esa etapa cuentan que un integrante de la FLH le dijo a (Mario) Firmenich: «Ustedes ponen los huevos por la revolución, pero nosotros ponemos el culo»”, dice Ayala. Sin embargo también se conoce que para responder a la acusación de “homosexuales y drogadictos” lanzada por la derecha peronista a través de una solicitada, los muchachos de la JP respondieron: “No somos putos, no somos faloperos, somos soldados de FAR y Montoneros”.

Sin embargo, los Putos Peronistas prefieren esquivar el rigor histórico sobre la relación de Perón con los homosexuales. Paco Jamandreu, el modisto y confidente de Evita que, según se dice, era el único que tenía acceso irrestricto a la habitación presidencial, es uno de los referentes más citados. La publicación que tienen en La Matanza para difundir sus actividades es el fanzine La Paquito. Ayala cita la frase que José Pablo Feinmann le hace decir al actor que interpreta a Jamandreu en la película Eva Perón, de Juan Carlos Desanzo: “Ser puto, ser pobre y ser Eva Perón en este país despiadado es la misma cosa”.

Diversidad en La Matanza profunda

La distancia que mantienen los Putos Peronistas con el resto de las organizaciones y sociaciones civiles que luchan por los derechos de las minorías sexuales tiene su explicación en el modo en que ellos mismos se asumen por el origen al que pertenecen y el contexto en el que viven. “Toda esa moda de lo gayfriendly y lo queer que tratan de imponer ciertas ONGs no tiene nada que ver con la realidad de los putos pobres. Ellos hablan de tolerancia, que es un concepto que supone que hay alguien superior que tiene que soportar al otro inferior. En La Matanza los travas se ganan el respeto a las piñas si es necesario”, explica Ayala. Esa separación de las aguas que hacen los Putos Peronistas se traslada también a las mismas agrupaciones kirchneristas. Así, ellos reconocen la buena relación que existe con el Movimiento Evita y la distancia que mantienen con los chicos de La Cámpora. Los Putos Peronistas señalan que, desde “otro palo”, esta última agrupación formó La Cámpora Diversia aprovechándose del espacio que ellos generaron.

En foco

El documentalista Rodolfo Cesatti presentó este año Putos Peronistas: cumbia de un sentimiento, un trabajo audiovisual subsidiado por el Incaa que retrata el desarrollo de esta agrupación y las vivencias cotidianas de sus integrantes. Este realizador especializado en temáticas vinculadas con el peronismo se enteró de la existencia de esta agrupación de casualidad, buscando información en internet para hacer un documental sobre José Ignacio Rucci. Cesatti pasó cuatro años siguiendo a los travestis y trans de La Matanza con su cámara para dar cuenta de sus vidas cotidianas y de su crecimiento en la militancia. “Lo que ellos hacen es admirable: vienen de laburar por dos mangos, en condiciones duras, y viajan a Capital para dar su apoyo a las causas que creen justas sin que nadie los lleve”, destaca Cesatti.

El realizador cuenta que la que se roba la película es Iara, una travesti que hoy tiene 24 años. Al principio del documental Iara aparece bailando la música de Las Divinas, y sobre el final termina dando un discurso ante la multitud que festejaba por la sanción de la ley de Matrimonio Igualitario. “Yo siento que con el documental pude retratar un momento histórico del país que tiene que ver con el resurgir de la militancia joven, algo que cobró notoriedad con la muerte de Néstor Kirchner. Al principio, a los Putos Peronistas les faltaba formación política. Hoy puedo asegurar que algunos se han convertido en unos cuadros tremendos”, afirma el realizador, y sintetiza la razón de ser de la agrupación con una máxima contundente: “Si sos pobre, puto, y vivís en La Matanza, no vas a ser del PRO”.


Sebastián Stampella
Edición impresa
Diario Cruz del Sur
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